En la década final del siglo XIX el carlismo emprendió un proceso de renovación de sus estructuras políticas y militares impulsado por el marqués de Cerralbo. Ante el riesgo de ruptura con las tradiciones heredadas después de toda la centuria de luchas, se instituyó en 1896 la Fiesta de los Mártires de la Tradición. En torno a ella el partido desarrolló con notable éxito una gran actividad política, cuya finalidad principal residía en celebrar el pasado militar del carlismo, educar con el ejemplo a las nuevas generaciones y proyectar sobre el futuro un horizonte insurreccional.
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