Formalizar la educación no formal: la necesidad de teorizar desde la Pedagogía Social

• Diana Itzel Ramírez Hernández ^[1]
  1. [1] Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

     Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla

     México

     
• Localización: Pedagogía social: acción social y desarrollo / coord. por Karla Monserrat Villaseñor Palma, Laura Pinto Araújo, Mónica Fernández Álvarez, Claudia Guzmán Zárate, 2015, ISBN 978-607-487-974-2, págs. 874-883
• Idioma: español
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• Resumen

  • Si una adecuada lectura de la vida educativa nos permitiera decodificar la realidad circunscrita en nuestra sociedad, esta nos haría repensar a la educación; sus intereses y sus condiciones y, posiblemente, mediante la escritura (teórica de la educación actual en México), se podría reescribir nuestra propia historia, es decir, nos permitiría planear, organizar, administrar, gestionar, accionar y evaluar las intenciones educativas “a la medida” de nuestras necesidades sociales. Está claro que la reflexión pedagógica —tan supeditada por intenciones gubernamentales de forma errónea— no ha permitido dar a conocer la pertinencia del enfoque social de la educación (por ende, tampoco el de la Pedagogía Social) en nuestro país como herramienta que podría, desde su contemplación en las líneas curriculares del Sistema Educativo Nacional, formalizar la praxis educativa que se ofrece en la Educación No Formal misma que resulta un agente socializador estratégico para México y que, a su vez, permitiría dotar de intencionalidad proyectos que pudiesen activar y reanimar a nuestra sociedad. En estos tiempos tan vertiginosos, poco tiempo se destina a pensar, a reflexionar, a problematizar y a propiciar un escenario donde la educación permita ser vista como el motor móvil de nuestra sociedad. Por lo tanto, la intención de formalizar la Educación No Formal es una propuesta para accionar (praxis) a la educación y mantenerla alejada de la mera fabricación (poiesis) de proyectos fortuitos que minimizan el poder y el don de la acción educativa logrando promover, más bien, un mero asistencialismo. Sin embargo, para que esto suceda se plantea la imperiosa necesidad de contar con profesionales de la educación en una vertiente social que caminen por la senda de la intencionalidad y no de la provisionalidad y el mercantilismo.