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Damoctocog alfa pegol (▼Jivi ®) y turoctocog alfa pegol (▼Esperoct ®) en hemofilia A

  • Autores: Carlos Fernández Moriano
  • Localización: Panorama actual del medicamento, ISSN 0210-1394, Vol. 44, Nº. 431, 2020, págs. 210-221
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Damoctocog alfa pegol y turoctocog alfa pegol son dos nuevas glucoproteínas recombinantes pegiladas que sustituyen al factor VIII de la coagulación ausente o parcialmente deficiente en los pacientes con hemofilia A. Contribuyen a que la cascada de la coagulación continúe de forma normal, pues la unión del factor VIII con el factor de von Willebrand (vW) en la sangre da lugar a un complejo que es escindido al activarse dicha cascada, transformándose el factor VIII en su forma activada (VIIIa) y liberando el factor vW; a partir de ese proceso, el factor VIIIa actúa como cofactor del factor IXa, facilitando la activación del factor X a Xa, el cual, a su vez, convierte la protrombina en trombina y ésta el fibrinógeno en fibrina, responsable último de la constitución del coágulo sanguíneo. En base a ello, ambos medicamentos han sido autorizados para su administración por vía intravenosa con la indicación de tratamiento y profilaxis de hemorragias en pacientes de 12 años o mayores con hemofilia A tratados previamente.

      Damoctocog alfa pegol ha sido autorizado en base a los datos derivados de un ensayo pivotal de fase 2/3, no controlado y abierto, que incluyó un total de 134 varones de más de 12 años con hemofilia A grave previamente tratados con un concentrado de factor VIII. El fármaco ha demostrado una eficacia notable en la profilaxis de hemorragias con administraciones periódicas (tasa de 2,1 eventos/año; 38% de pacientes sin ningún episodio), y especialmente con la pauta de 2 inyecciones/semana o 1 inyección cada 5 días (vs. 1 inyección semanal). El tratamiento a demanda (tasa de 33 eventos/año) también permite controlar adecuadamente el 91-92% de los episodios hemorrágicos con solo 1-2 inyecciones. Los datos a largo plazo son similares y confirman esos resultados. Asimismo, permitió alcanzar una hemostasia “buena” o “excelente” en la profilaxis perioperatoria en todos los casos de cirugías evaluados. De forma similar, la eficacia de turoctocog alfa pegol (análogo pegilado del ya disponible turoctocog alfa) ha sido contrastada en un ensayo pivotal de fase 3, no controlado y abierto, que enroló a 186 varones hemofílicos pre-tratados. En profilaxis periódica (1 administración cada 4 días), la tasa anualizada de hemorragias fue de 3,7 (40% de pacientes sin ningún episodio), reduciéndose a largo plazo hasta 1,77 eventos/año; esa pauta se reveló más eficaz que la de 1 administración semanal. Con el tratamiento a demanda (tasa de 32 eventos/año), el 94% de las hemorragias se controlan adecuadamente con 1-2 inyecciones del fármaco. Un ensayo de soporte de fase 3 también confirmó su eficacia en el control perioperatorio de la hemostasia: fue “excelente” o “bueno” en el 96% de las cirugías.

      En relación a la seguridad clínica, ambos fármacos muestran un perfil toxicológico consistente con el de otros fármacos recombinantes del factor VIII disponibles; por lo general, son bien tolerados y los eventos adversos son leves y manejables clínicamente. Las reacciones adversas relacionadas con el tratamiento afectan solo a un 10% de pacientes tratados con damoctocog alfa pegol (destacando, por su frecuencia, cefalea, tos y pirexia) y a un 5% en el caso de turoctocog alfa pegol (sobre todo, cefalea, prurito y artralgia). La incidencia de reacciones de hipersensibilidad y en el lugar de inyección es escasa y los nuevos fármacos no parecen comportar riesgo de eventos tromboembólicos ni de desarrollo de anticuerpos inhibidores.

      Sin disponibilidad de opciones curativas, se trata de dos opciones de tratamiento intravenoso –a demanda o preventivo– de hemorragias por hemofilia A, que vienen a posicionarse como dos alternativas terapéuticas más a otras similares ya existentes, sin ninguna innovación en el plano mecanístico. La única ventaja respecto a otras formas recombinantes del factor VIII podría relacionarse con la prolongación de la semivida plasmática respecto al factor nativo (por la pegilación), pero la evidencia disponible no permite confirmar un beneficio clínico –en términos de adherencia– al espaciar en el tiempo las administraciones parenterales, ni qué porcentaje de pacientes podría beneficiarse de ello sin que aumente el riesgo hemorrágico.


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