Mientras que en EE.UU la gente de éxito está considerada entre los grupos sociales más admirados, en Europa les acompaña un halo de sospecha y censura. Más allá del peso que la envidia tiene en la promoción de esos sentimientos, debemos empezar a promover una cambio cultural en donde la ambición sea sinónimo de esfuerzo y no de codicia.
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