La viruela era ya conocida en Egipto y en Asia desde tiempos inmemoriales hasta que fue introducida en Europa por las invasiones árabes en el siglo VIII en el norte de África y sur de Europa y, entre ellas, en la Península ibérica. Posteriormente las Cruzadas, a partir del siglo XII, la extendieron por el centro de Europa, siendo la enfermedad que mayores estragos poblacionales causaron durante la edad media, la edad moderna y continuó su azote por todo el siglo XVIII y XIX, no sólo por la mortalidad sino por las cegueras y rostros desfigurados que ocasionaba
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