Guillermo de Tiro, que escribía en los años setenta del siglo XII y era nativo del reino de Jerusalén, creía que la desconfianza generada por el fracaso de la Segunda Cruzada era que “poca gente, y los que tenían un espíritu menos fervoroso” habían ido a ayudar al Estado cruzado (Guillermo de Tiro II.7.6). El profesor France analiza en este artículo los condicionantes mentales que movieron a miles de personas a tomar cruz y cayado y acudir a las cruzadas.
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