China, desde su apertura a la globalización a comienzos de los años 1980, se ha orientado hacia África, cuyos mercados le parecen más accesibles. A raíz de ello, numerosos comerciantes africanos han emigrado al Imperio del Medio, sobre todo a Cantón. Con las nuevas rutas de la seda puestas en marcha por Xi Jinping, sus condiciones de establecimiento y de residencia cambian en profundidad.
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