Nacido en Sevilla en 1785, en el seno de una familia aristocrática de nuevo cuño relacionada ron el comercio de Indias, Alejandro Aguado tomó en 1810 la decisión más importante de su vida: pasarse al bando bonapartista tras haber combatido en el lado de los patriotas. Esta elección le forzará al exilio francés en 1814 y a instalarse en París el resto de su vida, cambiando las armas por el comercio y la banca, terreno en el que alcanzaría sus mayores éxitos entre 1825 y 1830 merced a la gestión de la deuda pública de Fernando VII. Una vida de arriesgados negocios, apabullante fortuna y asombrosa ostentación social truncada abruptamente en 1842.
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