El reloj marca las 10 de la mañana. Echas un vistazo a la puerta con la esperanza de encontrarte a tu primer invitado. no hay suerte, la estancia sigue vacía. Llevas preparando el evento más de un mes, pero te falta lo más importante: los invitados. Decides relajarte. Total, son las 10 y la gente nunca suele ser puntual ¿o sí?
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados