Resumen de México: Las tres culturas
Condenados a entenderse, olmecas y aztecas, españoles y mexicanos han acabado por formar un atractivo cuadro que tiene algo de belleza salvaje de unos, el señorío decadente de otros y el implacable empuje de la modernidad como telón de fondo. La capital de México es un ejemplo vivo de esas tres culturas que se fueron sucediendo, superponiendo, eliminando, peleando de forma feroz y sangrienta y, al final, aprendiendo a convivir. Hoy en día, los mexicanos están orgullosos de todas ellas y no es casualidad que una de las plazas centrales de la ciudad se llame, precisamente, Plaza de las tres culturas. En sus alrededores están las ruinas de un centro ceremonial prehispánico, la iglesia de Santiago Tlatelolco, barroco colonial del siglo XVI, y la moderna Secretaría de Relaciones Exteriores. Que convivan tres épocas y tres formas de arte y de ver la vida apenas resulta sorprendente. En México City, la enorme y populosa capital de la República, el viajero vivirá, sin embargo, permanentemente estimulado. El paisaje nunca aburre: basta doblar una esquina para que el folclore llame a sus entidos, el bello y severo barroco nos recuerda los siglos de presencia hispana y, por si alguna duda le quedara de que está en un país del presente y el futuro, ahí están las enormes avenidas repletas de automóviles de últimos modelos y los edificios modernos a su alrededor. Junto a los ejecutivos apresurados, vestidos de Versace y Cardin, los indiecitos aún suben al centro para ofrecer sus modestas artesanías y al lado de sofisticados restaurantes y hamburgueserías norteamericanas, los mexicanos castizos presentan sus puestos de juegos de frutas. Por fortuna, pasado y presente ha terminado en tablas su partida.
