Desde la Revolución Industrial, se ha medido la riqueza y capacidad de progreso de un país por la suma de la cantidad de potencia de las máquinas y equipos industriales instalados; así a más potencia, más trabajo se puede hacer y más riqueza se podía generar. Pero estas máquinas no son capaces de producir trabajo si no se les acciona, o sea si no tienen movimiento o actividad en el tiempo.
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