Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la construcción se ha aprendido en la práctica. Únicamente a partir de la cultura Greco-Romana, como es evidente en la obra de Vitrubio (ca. 25 AC), el arquitecto ha debido poseer una cultura humanística y filosófica, no para prescribir, sino para orientar a la práctica. A modo de introducción a la presente edición monográfica Enseñanza en las Facultades de Arquitectura: visiones futuras, de ESTOA, el presente ensayo intentará una breve contextualización histórica del tema como apertura a nuestros futuros posibles, tomando en serio el imperativo articulado por Friedrich Nietzsche en 1876 quien, en vista de la ausencia de creencias, religiones o mitologías colectivas, rechazó el mero instrumentalismo tecnológico consagrado por el positivismo y postuló a la historia, a la “razón histórica,” como el único vehículo autentico para discernir nuestros futuros más apropiados.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados