Al desarrollo regional se le puede plantear en un triple plano:
el económico, el político y el ético.
Planteado como estrategia económica, caben dos actitudes extremas y una intermedia o ecléctica. Puede haber partidarios del crecimiento de la economía nacional en su conjunto, subordinando a este objetivo todos los demás de naturaleza econó mica, incluido el desarrollo específico de las regiones. Otros pueden abogar por el desarrollo regional deliberado, convencidos de que, a largo plazo, ésta será la mejor alternativa incluso para el desarrollo global de la economía. Los terceros o eclécticos propugnan avanzar por el camino del medio, a través de una estrategia de armonía entre desarrollo conjunto y regional de la economía.
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