A mediados del siglo XVII el sistema defensivo de la costa del Reino de Granada pasaba por graves problemas económicos que afectaban al estado material de sus torres y al personal militar, cuyos sueldos acumulaban importantes atrasos desde principios de siglo. Francisco Muriel, fiel medidor granadino, denunciaba esta situación en 1647 y presentaba ante el Consejo de Guerra un memorial en el que defendía la venta de oficios, tierras de realengo y baldíos usurpados, como el mejor medio para solucionar el problema. En esta comunicación se analiza el memorial, las medidas propuestas Francisco Muriel, sus argumentos en defensa de las ventas y la respuesta dada desde la Corte, todo ello en el contexto de la crisis hacendística por la que pasaba la Monarquía de Felipe IV.
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