Con el Canal de Castilla se pretendía, a mediados del XVII, trasladar el trigo de la meseta a los puertos del Cantábrico por vía fluvial. La llegada del tren truncó este fin, pero a cambio las riberas de este acueducto en forma de Y invertida que surca las provincias de Burgos, Palencia y Valladolid son un museo al aire libre donde disfrutar del legado de este proyecto hidráulico y de una exquisita gastronomía castellana.
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