A pesar de la crisis de 2008 y del debilitamiento de la demanda nacional, la evolución del PIB español durante los últimos años refleja la importancia que han tenido las exportaciones, las cuales han sostenido el crecimiento del mismo tras la crisis y se identifican como el impulsor de la economía española actual. Prueba de ello son los incrementos de actividad industrial por medio de exportaciones en los sectores de bienes de equipo, el automóvil y la alimentación.
Este aumento de las exportaciones por parte de las pequeñas y medianas empresas se sostiene al mejorar la competitividad internacional de las mismas, gracias a una serie de factores que han influido de manera positiva, como son la existencia de un mercado laboral más flexible o los menores índices de precios industriales. Estos datos prueban que la recuperación y crecimiento de la economía española se deben basar en la pyme y en estrategias para su internacionalización, que conlleve, a su vez, un aumento de creación de empleo, mayor confianza del consumidor nacional y, por ello, mayor consumo interno.
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