Un merecido y sentido homenaje a Manuel Caballero. El historiador, el periodista, el político y el ser humano de carne y hueso que fue Manuel se ha ido y nos dejó con sus textos históricos, con sus trabajos periodísticos y con sus análisis políticos descarnados y valientes.
Con razón las palabras de Elías Pino Iturrieta comienzan con el Apocalipsis en donde Juan el evangelista lanza esta sentencia: “Dios no quiere a los tibios los vomita de su boca”. Manuel Caballero nunca fue un hombre de medianías y mucho menos de tibiezas. Decía las cosas por su nombre, pero además con firmeza y carácter. Así era Manuel Caballero, ni más ni menos.
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