El Anteproyecto de la Ley Orgánica de Universidades presentado por el Gobierno no responde a los problemas que tiene la Universidad y refleja un conservadurismo que la aleja del futuro. La propuesta es regresiva porque pretende eliminar la democracia existente, sustituyéndola por un sistema jerarquizado que apenas permite la participación de la comunidad universitaria en la toma de decisiones.
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