La ponencia da buena cuenta de la necesidad de superar una visión burocratizada de la enseñanza, superación que exige repensar el sentido de la profesión docente. A partir del texto, se propone de modo intuitivo una tipología del perfil profesional docente. Sin embargo, surgen dudas conceptuales: ¿cabe hablar de formación del carácter o más bien de la responsabilidad profesional de los maestros? Si se apela al carácter, ¿cuáles serían exactamente las virtudes que ayudarían a definirlo, y por qué? ¿Cómo hacer compatible la formación del carácter con la �aceptación a cada alumno con su modo de ser�?
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