La crisis política de la primavera del año-1766, denominada "motín contra Esquilache", se analiza en este artículo en su doble dimensión: la lucha "por" el poder de las élites políticas entre sí y lucha "contra" el poder de esas élites por parte del pueblo (ciudades). Pero ambas luchas —por y contra el poder— se enmarcan en las coordenadas envolventes de la compleja organización política de la sociedad, tanto interna como internacional. A pesar de que el tiempo analizado es puntual y corto, se inserta en el tiempo estructural o largo poniendo de manifiesto que se trata de una crisis de subsistencia más, característica del Antiguo Régimen europeo. Finalmente, se da cuenta de las consecuencias de esa crisis, que van más allá del exilio de Esquilache y del cambio de todo el gobierno, y que afectan a una serie de reformas políticas de la administración, llevadas a cabo por Aranda y Campomanes.
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