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Resumen de La oposición guineana entre dos “diálogos nacionales” (1993-2014)

Amancio-Gabriel Nsé Angüe, Plácido Micó Abogo

  • español

    Guinea Ecuatorial, país de poco más de 28.000 Kilómetros cuadrados de extensión y unos 700.000 habitantes, explota una gran cantidad de petróleo desde el año 1.996 y vive desde 1991 un atípico proceso político. Obiang Nguema, el dictador que ocupa y ejerce el poder de forma absoluta y omnímoda desde que en el año 1.979 derrocara a su tío y valedor Macías (presidente desde la Independencia en 1.968) del que era un estrecho colaborador, prometió democratizar el país al viento del discurso de Mitterrand en La Baule (1990). En noviembre del año pasado (2014) tuvo lugar la llamada V Mesa de Diálogo Nacional, cuyo resultado es la constatación de que 23 años después de la legalización de los partidos políticos, y 22 años desde la firma del Pacto Nacional (I Mesa de Diálogo) dicho proceso no ha avanzado. El reflejo del fracaso fue el abandono de la V Mesa de Diálogo por CPDS, FDR y la facción legítima de UP, tres de los pocos grupos a los que se les puede denominar con propiedad oposición. Pues el resto de los partidos legalizados que participaron, aunque el régimen pretende hacerlos pasar por oposición, son partidos que apoyan y están en el gobierno del PDGE, partido de Obiang. Y los que participaron procedentes del exilio, son una ínfima parte de los más de treinta grupos políticos guineo-ecuatorianos que hay en el exilio. Un exilio, por cierto, atípico: pues muchos exiliados han hecho, en los últimos años, varios viajes de ida y vuelta a Guinea. Una oposición fragmentada, por tanto debilitada, incapaz de organizarse y tener madera de alternativa. Y la dictadura sigue, porque poder y oposición, en elementos claves de la institucionalidad, tienen los mismos comportamientos: apego a los cargos, laxitud ante las leyes, falta de objetivos y programas. Pero mientras Obiang viola las leyes para mantenerse (lubricado por el petróleo), la misma actitud le impide a la oposición organizarse y tener una cierta unidad de acción.

  • English

    Equatorial Guinea, a country with an area of a little over 28,000 km2 and a population of around 700,000, has been exploiting vast amounts of oil since 1996 and has been suffering an atypical political evolution since 1991. Obiang Nguema, the dictator who is in absolute power since 1979, when he overthrew his protector and uncle Macías (president since the country’s Independence in 1968, and with whom he had collaborated closely), promised to bring democracy to the country in tune with Mitterrand’s speech in La Baule (1990). In November 2014, the so-called 5th Platform for National Dialogue took place, as a result of which it became clear that 23 years after the legalization of political parties, and 22 years since the National Pact (1st Platform for Dialogue), the aforesaid process has not made any progress. The failure was reflected in the fact that the CPDS, the FDR and the legitimate faction of the UP, three of the few groups which can properly be termed “opposition”, left the 5th Platform for Dialogue.

    The rest of the legalized parties which attended the Platform, although the regime tries to make them pass off as opposition, are parties which support the government of the PDGE, Obiang’s party, and are themselves in the government as well. And those who came back from exile and attended the Platform are a negligible part of the over thirty Equatoguinean political groups which are in exile. An atypical exile, by the way: for, in the past few years, many exiles have made several round trips to Guinea. A fragmented opposition, thus weakened and unable to organize itself and to become a true alternative to the current regime. And the dictatorship continues, because both power and opposition have the same behavior regarding key elements of institutionalism:

    attachment to official posts, legal slackness, an absence of aims and programmes. But while Obiang breaks the law in order to keep himself in government with the support of oil, this same attitude thwarts the opposition from getting organized and achieving a unity of action.


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