Aunque Brasil es el primer país católico del mundo, los evangélicos ganan cada vez más devotos, a punto tal que se calcula que ambas religiones tendrán la misma cantidad de fieles en 2030. El voto evangélico es cortejado, en cada campaña, por los candidatos de los diferentes partidos, y sus diputados establecen alianzas y formas de bloqueo político para evitar leyes más liberales en torno del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo. Mientras tanto, las iglesias y los pastores avanzan en diversos terrenos: política, negocios, comunicación, ya consolidados como una poderosa fuerza sociopolítica.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados