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Resumen de Picaros de almadraba: Tunantes, rufianes y vagabundos

Manuel Huertas González

  • Fenicios, romanos y árabes dieron buena fama de las almadrabas del Estrecho, pero fue en los tiempos de los duques de Medina Sidonia, cuando las almadrabas quedaron inmortalizadas en páginas cervantinas. Donde el Atlántico penetra y configura el Estrecho, donde el atún arriba a la costa para fortuna de los ribereños, existió un lugar que fue escuela de "guzmanes" y "buscones", de "rinconetes" y "cortadillos": Zahara, el "finibusterrae de los pícaros". En la almadraba se daba un peculiar derecho de asilo. Rufianes y vagabundos campaban por las playas gaditanas, sin que nadie les pidiese ni cuentas ni nombre.


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