Carne, pan y pescado fueron los tres productos básicos de la alimentación bajomedieval, y su abasto al mercado municipal una preocupación constante para las autoridades. En la gobernación de Orihuela se usó la fórmula del contrato de seguro entre los jurados y los aseguradores de la carne. La venta de carne se realizaba en las carnicerías y la de carnero era la más consumida, seguida de la de oveja, cabrito, cerdo, etc. el municipio fijaba los precios, que tuvieron pocas variaciones en el siglo XV. El impuesto de la sisa era una fuente de ingresos para la hacienda local.
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