Madrid, España
Ni Elisa Beni ni Javier Valenzuela han roto, con sus libros, la obligación de lealtad y de confidencialidad que todo portavoz o director de comunicación tiene con sus superiores. Sólo Scott McClellan, el ex portavoz de Bush, ha revelado secretos, pero es evidente que, lejos de atentar contra la seguridad, la defiende al denunciar unas decisiones que facilitaron la guerra de Iraq y que ya han costado la vida a más de 100.000 personas.
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