Los atentados de París, pero también la posterior escalada bélica en Siria, se han convertido, desde la noche del fatídico viernes 13, en un factor económico de primer orden. No en vano, sus primeras consecuencias negativas a corto plazo ya se están dejando sentir en los mercados internacionales, con efectos como la rápida subida del precio del petróleo. Pero también habrá secuelas a medio plazo. Ámbitos de tanto peso para la economía mundial, pero también para la española y europea, como son el comercio o el turismo van a sufrir, aseguran los expertos, un retroceso que puede llegar a poner en riesgo la incipiente y frágil recuperación económica con la que se esperaba poner fin a una de las más largas crisis de los últimos tiempos.
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