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Resumen de Convertir la migración en motor del desarrollo

David Khoudour-Castéras

  • La migración puede contribuir al desarrollo de receptores, emisores y los propios emigrantes. En el país de origen, el impacto dependerá de la capacidad de las políticas públicas para minimizar los costes de la emigración, maximizar sus beneficios y, finalmente, lograr el retorno.

    La recién adoptada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible representa un gran avance en materia de migración internacional. Los jefes de Estado reunidos en Nueva York en septiembre de 2015 han reconocido la contribución positiva de los migrantes al crecimiento inclusivo y al desarrollo sostenible, tanto en los países de origen como en los de tránsito y destino. En esta perspectiva, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluyen diferentes metas relacionadas con el asunto migratorio que resaltan la necesidad de proteger los derechos de los trabajadores inmigrantes, en particular las mujeres (meta 8.8), de adoptar políticas migratorias bien gestionadas (meta 10.7) y de reducir los costes de las remesas (meta 10.c).

    La emigración no es una condición sine qua non Reconocer la contribución positiva de la emigración no significa que sea una condición sine qua non para el desarrollo. Diferentes países con niveles de desarrollo similares pueden seguir trayectorias muy diferentes en materia de migraciones. Así, los emigrantes representan el 11% de la población de México y de Filipinas, pero solo el 1% en Brasil e Indonesia. Estas diferencias están relacionadas con las oportunidades de empleo generadas por estrategias de desarrollo alternativas. Los países que invierten en sistemas educativos y de competencias capaces de satisfacer las necesidades del mercado laboral, así como en mecanismos equitativos de protección social registran en promedio tasas de emigración por debajo de sus vecinos. La calidad de las instituciones de los países también influye sobre la decisión de emigrar, y no es coincidencia que los países con mayores niveles de corrupción registren mayores tasas de emigración.

    Hay que reconocer que en muchos casos, y sin hablar de los países en conflicto o con regímenes autoritarios, la emigración es el resultado de políticas de desarrollo fallidas. La incapacidad de algunos gobiernos para llevar a cabo reformas a la vez económicas y sociales conduce a una parte de la población a dejar su país de nacimiento para buscar mejores oportunidades en otros países. En cierto modo, la emigración representa una forma de ruptura del contrato social entre el Estado y una parte de su población. Aunque, de manera paradójica, es también cuando el país alcanza cierto nivel de riqueza económica que sus habitantes empiezan a emigrar en mayor cantidad. Se requiere en efecto un mínimo de ingresos para poder ir a vivir y trabajar en otro país. Eso explica por qué no son los países más pobres los que registran las mayores tasas de emigración


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