Son palpables los diferentes problemas a los que debe enfrentarse la historia del arte a nivel laboral. La falta de definición de sus competencias hace que otros profesionales participen en tareas que deberían estar reservadas, o al menos intencionadas, para su desarrollo desde la formación y la experiencia del historiador del arte. Para solventarlo sería necesario un organismo representativo que propusiera un campo de actividad sobre el que poder intervenir con autonomía y así evitar entrar en conflicto con otros profesionales.
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