El envejecimiento poblacional progresivo produce un incremento en las tasas de dependencia y en la presencia de determinadas comorbilidades cuya atención supone una importante carga económica y sociosanitaria. La fragilidad, como síndrome clínicamente detectable, permite identificar a los pacientes con mayor riesgo de deterioro físico, y que van a precisar un mayor nivel de atención médica y social. La detección de la condición de fragilidad en el anciano se relaciona con problemas médico-legales como los relacionados con la capacidad de decidir, el acceso a los recursos sanitarios, la supervisión del paciente y el final de la vida. El texto pretende describir los problemas médico-legales asociados a la condición de fragilidad y evaluar el diagnóstico precoz de la misma como medio para mejorar la calidad del cuidado al anciano, así como su planificación y la toma de decisiones.
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