A comienzos de noviembre, las cúpulas de CCOO y UGT daban por cerrada la crisis de las tarjetas opacas de Caja Madrid. Pero nada más lejos de la realidad. Pese a las dimisiones y expulsiones, el escándalo se ha convertido en la espoleta que ha disparado un terremoto que ya se venía gestando desde hace un tiempo. Al calor de la indignación y del "boom" de Podemos, los cimientos del viejo modelo sindical empiezan a tambalearse, con la irrupción de nuevos y enérgicos actores. Por un lado, el futuro sindicato Somos, gestado bajo el ala de la formación de Pablo Iglesias, con la que comparte los mismos principios éticos, pero con vocación independiente. Al mismo tiempo, cada vez es más fuerte el sector díscolo de CCOO -"Ganemos CCOO"-, dispuesto a derribar a la actual dirección. Las elecciones sindicales, que se inician ahora con las que celebra el sector de Banca, serán el terreno en el que se juega esta partida.
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