Este artículo presenta algunas ideas básicas para resolver problemas computacionales complejos, mediante el empleo de la estructura biológica del ADN y técnicas especializadas de laboratorio. Las características del ADN que se describen hacen posible codificar estructuras matemáticas, como las máquinas de Turing o las redes neuronales; para ello, la clave está en la interpretación del ADN como un generador de lenguajes.
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