El 25 de enero de 1898 entraba en el puerto de La Habana el acorazado norteamericano "Maine" con el pretexto de proteger a la colonia norteamericana en Cuba. El Gobierno español aceptó la comprometedora visita como si se tratase de un gesto de buena voluntad, por lo que correspondió enviando a Nueva York al crucero "Vizcaya". La situación era tan preocupante que uno de los prohombres del partido liberal, José Canalejas Méndez, ex ministro de varias carteras y diputado a la sazón, visitó Estados Unidos para valorar el ambiente que allí se vivía respecto a la situación en Cuba. Era embajador de España en Washington el diplomático Dupuy de Lome, cuya imprudencia constituiría un nuevo paso hacia el Desastre.
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