Desde muy temprano empecé a sospechar que esa tarea que tan importante parece, como es el "conócete a ti mismo", es una simple artimaña de una camarilla de sacerdotes, que no intentan sino engañar al hombre para que se aleje de toda actividad en el mundo exterior que le circunda, distraerle mediante exigencias imposibles de cumplir; se han propuesto arrastrarlo a una falsa contemplación interior. El hombre solamente llega a conocerse en cuanto conoce el mundo, ese mundo que solamente llegará a conocer en sí mismo, tal como solamente llegará a conocerse a sí mismo en él. Goethe (Sennett, 1991: 9)
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