Los pacientes con enfermedad avanzada y/o terminal presentan múltiples síntomas, con un impacto global en la persona que requieren un abordaje integral de los mismos y una intervención multidisciplinar. Esta atención está basada en una cuidadosa evaluación del paciente, de su situación general y pronóstica. Uno de los principales protagonistas es la familia. Una estrategia dirigida a atender las necesidades esenciales del paciente con medidas terapéuticas y preventivas nos ayudará a aliviar el sufrimiento de los enfermos en esta situación única para ellos. En este contexto es fundamental la elaboración de un plan terapéutico multidimensional y el trabajo en equipo. Para lograrlo puede ser de utilidad la realización de reuniones interdisciplinares donde se exponen los problemas del paciente y se consensúa un plan terapéutico global
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