La consideración del juego como medio de aprendizaje no ha sido siempre la misma. Progresivamente, en un proceso lento, la ruptura tradicional entre la primera infancia, confiada a la familia, y la escolarización, ha llegado a un pacto de convivencia y colaboración en el que, en un positivo proceso de simbiosis, se unen las actividades lúdicas con las propias del aprendizaje escolar. Actualmente, el juego tiene reconocida su carta de naturaleza en la Educación Infantil, tal como se recoge en el Currículum de esa etapa en la que el juego lingüístico es el vertebrador de toda actividad. De él y de sus fuentes literarias intentamos reflexionar en estas páginas
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