La infección por el virus de hepatitis C (VHC) es la principal causa de enfermedad hepática crónica en el mundo y de carcinoma hepatocelular (CHC), representando la principal indicación de trasplante hepático. La infección por VHC se caracteriza por su propensión a la cronicidad. Debido a su alta variabilidad genética, el VHC tiene la capacidad de escapar de la respuesta inmune del huésped. El VHC no es directamente citopático y las lesiones hepáticas se relacionan principalmente con mecanismos mediados inmunológicamente, los cuales se caracterizan por una respuesta predominante de células cooperadoras tipo 1. Los cofactores que influyen en el pronóstico de la enfermedad como la edad, el sexo y el consumo de alcohol no están bien establecidos. La falta de modelos animales y de técnicas de cultivo in vivo obstaculizan el entendimiento de la patogénesis de la hepatitis C crónica y el desarrollo de nuevos antivirales. No obstante, la terapia combinada con alfa interferón y ribavirina induce una respuesta sostenida en 40% de los pacientes con hepatitis C crónica. Los índices de respuesta sostenida dependen principalmente del genotipo viral. La combinación con polietilenglicol mejora la farmacodinamia y la eficacia del interferón alfa. El desarrollo de una vacuna efectiva parece ser el reto más difícil. Debido a la alta variabilidad proteica del VHC parece poco factible la realización de vacunas protectoras, por lo que la producción de vacunas terapéuticas parece ser más realista. En los últimos diez años se han realizado avances significativos en relación con el estudio del VHC, sin embargo, aún quedan aspectos por esclarecer sobre la patogénesis de esta infección
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