Si nadie es profeta en su tierra, los productores cinematográficos españoles lo son aún menos. Una rápida mirada a las cifras estadísticas de 2012 dejan la radiografía de un país, España, que huye del cine patrio como de la peste, pero que al mismo tiempo sabe vender excelentemente sus productos allende sus fronteras, ya sea en Francia, Italia, Estados Unidos, México o Argentina, principalmente. Mientras, la recaudación y los espectadores siguen en caída libre.
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