El Festival de Cine de Cannes, que ha terminado hace unos días, ha tenido bastantes cosas extraordinarias.
La más importante su calidad cinematográfica excepcional, pero también una insólita meteorología nada primaveral que trajo lluvias abundantes, vientos huracanados y hasta una amenaza de tsunami menor que puso los pelos de punta a la tradicionalmente apacible Costa Azul.
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