La crueldad de la guerra y la violencia terrorista ha estado presente durante las últimas semanas en distintos puntos del Planeta. Lejos de apagarse el fuego en Iraq se aviva y se renueva, donde no pasa un día sin que mueran ciudadanos y militares iraquíes y extranjeros. El terrorismo checheno ha dejado un rastro de sangre imborrable en una escuela de Osetia, confirmando que el integrismo islámico se multiplica tras la invasión de Iraq. En España también hubo un intento del terrorismo etarra de volver a las andadas, sembrando con bombas de baja potencia la costa cantábrica.
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