La oficialmente finalizada guerra de Irak, continúa mostrando hechos que aseguran todo lo contrario. Siguen creciendo las cifras de muertos, tanto civiles como de las fuerzas de ocupación. Tampoco aparecen las armas de destrucción masiva y aunque la Administración Bush parece impotente para organizar el desastre que ha provocado invadiendo Irak, continúa obcecada en su objetivo: controlar un territorio en el que abunda el petróleo, al precio que sea.
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