Las nuevas tecnologías afirman el valor indiscutible del mapa como recurso didáctico.
Profesores y alumnos tienen ahora nuevos medios a su disposición que pueden facilitar su trabajo; la atención debe ponerse en evitar un posible "activismo" que sería tan pernicioso o más que la "inactividad". No se trata de hacer cosas, mapas en nuestro caso, sino de pensar las cosas, los mapas. La clase de geografía confunde de hecho, la teoría y la práctica, siempre fue así y debe seguir siéndole; separar una de otra puede suponer la infravaloración de alguna de las partes y con ello la pérdida de un beneficio seguro para profesor y alumno.
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