La raíz última de la crisis sin fondo que padecemos reside en el libre -cambio y lo que lleva asociado: la globalización sin protección, la libre circulación de capitales, la competencia salarial entre países de niveles muy dispares, las muy diferentes condiciones laborales... La solución no estriba en ceder soberanía, sino en recuperarla y recentrarse en el mercado interno.
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