La crisis económica ha provocado que la sociedad española haya tenido que recurrir con mayor frecuencia al alquiler. Las reticencias a esta fórmula venían relacionadas, entre otras, con la incertidumbre acerca de quién tiene que realizar determinadas obras y reparaciones y, sobre todo asumir su coste, los gastos y su repercusión o no al arrendatario. Este es precisamente el objeto del presente artículo.
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