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Manejo de tejidos duros y blandos para la obtención de un adecuado perfil de emergencia en implantes del sector anterior

  • Autores: R. Lorenzo Vignau, Alfonso Oteo Pérez, D. Rodrigo Gómez, Sergio Morante Mudarra, Fabio Vignolleti
  • Localización: Gaceta dental: Industria y profesiones, ISSN 1135-2949, Nº. 232, 2012, págs. 120-128
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Uno de los mayores retos de la implantología es la obtención de un resultado estético adecuado tanto a nivel de las restauraciones (estética blanca), como de los tejidos blandos que rodean a las restauraciones (estética rosa) con el fin de cumplir con las exigencias estéticas del paciente (1). No cabe duda que las coronas implanto-soportadas en la zona de estética tienen éxito si el resultado anatómico se ha establecido con las dimensiones correctas de las estructuras blancas y rosas (2). De tal forma que el manejo adecuado de los tejidos duros y blandos es esencial para poder establecer un resultado estético predecible. Por otra parte, la regeneración de un contorno de los tejidos blandos con papilas adecuadas en el área proximal y un contorno gingival que está en armonía con la silueta gingival de los dientes adyacentes es uno de los principales retos.

      La colocación de implantes en una posición tridimensional ideal a menudo no es posible a la falta de disponibilidad ósea tanto en sentido horizontal como en sentido vertical. El cuadro clínico puede complicarse aún más si los dientes se perdieron como resultado de un traumatismo, o bien, debido a procesos infecciosos que cursan con una gran destrucción de tejidos.

      El proceso biológico que acontece tras una extracción dentaria produce una reabsorción en volumen del hueso maxilar, que afecta fundamentalmente al aspecto vestibular de la cresta ósea. En los primeros tres meses tras realizar una extracción se va a producir una reducción volumétrica horizontal del 30 por 100 del proceso alveolar, pudiendo llegar hasta el 50 por 100 al cabo de 12 meses (4), por lo que la necesidad de la reconstrucción de los tejidos orales viene determinada por los acontecimientos biológicos que ocurren tras la extracción de los dientes.

      Dicha pérdida de volumen va a dificultar la colocación de implantes osteointegrados pudiendo generar nuevos problemas debido a la falta de un correcto perfil de emergencia que puede afectar a dos situaciones:

      - La estética de la encía rosa deficiente.

      - Diseños prostodónticos inadecuados que dificulten el correcto mantenimiento.

      En sentido horizontal será necesaria la compensación de la pérdida volumétrica con técnicas de aumento de tejidos blandos que presentan resultados ciertamente predecibles y, en sentido vertical, a nivel proximal nos encontramos con una de las limitaciones más complejas de solucionar: la presencia de una papila de dimensiones adecuadas en relación con una corona implanto-soportada, ya que esta dimensión viene esencialmente determinada por el nivel de hueso a nivel interproximal (3).

      Además de la colocación de implantes y la gestión adecuada de los tejidos blandos, el uso de los dientes o restauraciones provisionales apoyados sobre implantes contribuye significativamente al éxito general de la terapia, debido a que nos permite moldear la mucosa periimplantaria consiguiendo arquitectura gingival adecuada.


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