España sigue pensando América Latina en términos coloniales, estableciendo una relación asimétrica en la cual se siente cómoda. La idea de una España imperial sirve a los intereses más rancios. Es así como la propuesta franquista de "naciones hispanas" se transformó, en la versión del PSOE, en "comunidad iberoamericana" para los fastos del Quinto centenario en 1992. Proyecto faraónico para reafirmar señas de identidad. Desde entonces se ha establecido un nuevo y lamentable malentendido, las decisiones de política expterior para América Latina responden a los intereses de las grandes empresas inversoras españolas.
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