Hace siete años se comenzó a aplicar en Chile la PSU, un nuevo sistema de pruebas para ingresar a la universidad. Estas nuevas pruebas estuvieron precedidas por altas expectativas en términos de las mejorías que producirían en el sistema de educación secundaria y las mayores oportunidades para los grupos más vulnerables. Este artículo revisa algunos resultados de la implementación de la PSU, centrando el análisis principalmente en temas de capacidad predictiva y equidad.
Los autores concluyen que no se advierte una mejoría en la capacidad predictiva de las pruebas PSU al aumentar los contenidos evaluados en éstas. Más aun, luego de controlar por nivel socioeconómico, se constata que el aumento de contenidos ha sido perjudicial para los estudiantes de grupos vulnerables, en especial para aquellos que provienen de la educación municipal técnico-profesional.
A la luz de las limitaciones en cuanto a equidad y capacidad predictiva de la PSU, se sugiere entonces revisar el uso que se da actualmente a ciertos puntajes de las pruebas obligatorias como puntos de cortes para asignación de beneficios y créditos.
Finalmente, dado el rol clave que juega en nuestro país el acceso a la educación universitaria en la movilidad social, se sugieren auditorías periódicas, realizadas por expertos internacionales, independientes y altamente calificados, para garantizar que el sistema de admisión cumpla con altos estándares de calidad y equidad
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