Al finalizar el siglo XX, México culminó un dilatado proceso de tránsito democrático, con el consiguió edificar un Estado de partidos en plural. La democratización activó el federalismo e hizo efectiva la división de poderes. No obstante, la democracia ha traído consigo nuevos problemas, como los referidos a la gobernabilidad en un marco de pluralismo y ejercicio de libertades. Ello, además, en un contexto caracterizado por el bajo crecimiento económico, las ponen en entredicho. No obstante, la democracia sigue siendo el único sistema que permite conjugar la búsqueda del ejercicio de los derechos sociales y económicos sin menoscabo de los derechos políticos fundamentales.
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