El presente trabajo descubre los sonetos de Petrarca en que el Almirante de Castilla, don Fadrique Enríquez, se inspiró para componer una de las varias coplas que dedicó a Juan Boscán. Las alusiones al aretino permiten entender mejor las coplas que se intercambiaron los dos poetas sobre una dama de la que el segundo estuvo enamorado y de la que el primero aún lo está.
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