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La tecnología y el ambiente: consolidación de la ecoeficiencia o del ecoenfrentamiento

  • Autores: Elsa Fernández Pineda, Teresita Finol de Navarro
  • Localización: Télématique: Revista Electrónica de Estudios Telemáticos, ISSN-e 1856-4194, Vol. 6, Nº. 2, 2007, págs. 62-80
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La protección del medio ambiente se ha constituido desde finales del pasado siglo en una prioridad muy relevante para los países desarrollados. Se ha tratado de vincular la información disponible acerca de la tecnología para mantener el ecoequilibrio con el desarrollo e impacto que ejercen los procesos productivos sobre su entorno. En la actualidad, el derecho a un ambiente sano y su correlativa conservación atañe a la capacidad tecnológica de los países y del mundo, por cuanto la preservación de un hábitat saludable es ahora más que un deber, sino una necesidad. Concretar acciones de protección ambiental . Cumplir con fines extraordinarios como el ambiental, depende en gran parte de la capacidad económica y tecnológica del país y de sus respectivos sectores productivos. En Venezuela, la responsabilidad ambiental es un tema controversial que se ha exteriorizado y debatido de manera reciente y, por ende, su interés se ha extendido al nivel nacional. Existe un marco legal ambiental importante, representado principalmente por la Ley Orgánica del Ambiente -LOA- (establecida en 1989) y por la Ley Penal del Ambiente -LPA- (proclamada en 1992). El aseguramiento de la calidad de vida ambiental debe constituirse en una condición derivada de las bondades y ventajas tecnológicas existentes en todas y cualquiera de las regiones venezolanas, constituyéndose en un deber y un derecho equitativos de todas las personas naturales como jurídicas que viven utilizando el medio ambiente como su principal escenario de operaciones. Aplicar a nivel empresarial el enfoque gerencial de la ecoeficiencia y el ecodesarrollo para el resguardo del ambiente implica una significativa planificación y estructura de costos, lo cual aunado a la inexperiencia venezolana en esta materia ha matizado como compleja la comunión entre la gestión ambiental y la tecnológica. Lo socialmente fundamental en el presente momento es reconocer el aporte que la tecnología puede ofrecer al ser aplicada por cada uno de los sectores de la nación para preservar el ambiente y no solamente la productividad de las industrias venezolanas en sus mercados de competencia, en la búsqueda de ejercer oportunamente las medidas necesarias relativas a evitar o minimizar el impacto que inevitablemente producen sus operaciones sobre todos los recursos que comprenden el medio ambiental. El hábitat venezolano requiere de una concreta manifestación por parte del Estado y de las empresas que representan su sistema nacional productivo, el cual se concrete haciendo uso de las ventajas que aporta la tecnología para llevar a cabo operaciones sanas y seguras, para prevenir daños irreversibles al ambiente y sus correspondientes recursos. Se requiere alertar acerca de la importancia y oportunidad que puede significar para el Estado y la sociedad venezolana misma el establecer beneficios y compromisos que estimulen la realización de actividades y acuerdos que permitan extender las bondades de la tecnología para la consecución de proyectos que incorporen acciones proteccionistas en el orden ambiental, cuyas ganancias no se miden en dinero sino en calidad de vida. Los avances científicos tecnológicos aplicados al mejoramiento de la salud ambiental, así como el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas, demandan un nuevo enfoque del área, que impulse hacia una formación científica de los actores involucrados estableciendo nuevas relaciones del hombre, la naturaleza, la producción, la tecnología y el ambiente. La discusión de la gestión tecnológica en el orden ambiental se ha realizado bajo un enfoque interdisciplinar y globalizador, cuyo marco conceptual ha requerido de los aportes de diversas disciplinas como las Ciencias Naturales y la Tecnología. El pensamiento ecológico resulta particularmente interesante porque en él, hay un intento de poner en duda ciertas premisas fundamentales de la modernidad industrial y de la mentalidad mercantilista aplicada en los últimos tiempos para justificar el desarrollo de una actividad económica indiscriminada respecto a la protección y preservación del ambiente. A nivel mundial, la preocupación por aliar los avances tecnológicos al estudio y preservación del ambiente data de muchos años atrás (1807, aproximadamente). Así mismo, en este ámbito, se han aplicado grandes esfuerzos para tratar de asociar el paradigma tecnológico con el paradigma ecológico, interviniendo para ello múltiples disciplinas científicas. Ha sido difícil que la tecnología y el ambiente se consoliden formalmente en todos los países, por cuanto para ello, se requiere de cierta disposición intelectual, institucional y hasta económica, para entenderlos como aquellos procesos de intercambios de conocimientos que resulten en una transformación de los paradigmas convencionales. El ecodesarrollo constituye una postura gerencial que define una interdependencia entre el factor tecnológico y el ambiental, estableciendo criterios absolutos de progreso tecnológico viables a cualquier escala ambiental, mediante la aplicación de las tecnologías apropiadas considerando las siguientes cinco dimensiones: económica, ecológica, socio-cultural, política y técnica. La ecoeficiencia constituye un enfoque gerencial para evaluar y diseñar procesos productivos en condiciones cónsonas con el resguardo de la salud ambiental, sin el detrimento del rendimiento y la productividad de sus operaciones, persiguiendo un impacto duradero y provechoso para los países que lo asumen con el fin de proteger y preservar sus recursos naturales. Interesa destacar que la ecoeficiencia es ante todo una cultura administrativa que guía al empresariado a asumir su responsabilidad con la sociedad y el ambiente, para ser cada vez más competitivo sin dejar de impulsar innovaciones en sus negocios. La ecoeficiencia promueve la innovación para adecuar los sistemas productivos a las necesidades del mercado y el ambiente. En Estados Unidos de Norteamérica, Inglaterra, Francia y España, entre otros tantos países del mundo, ya han aparecido evidencias de que la ecoeficiencia sí paga y que las inversiones tecnológicas aplicadas rinden operaciones productivas tan verdes como rentables para sus sistemas organizacionales.


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