Prevenir la violencia contra las mujeres implica, entre otras cosas, favorecer la relación con lo otro diferente a sí, sabiendo que todo ser humano tiene algo nuevo y singular que aportar. Este aprendizaje no es igual para chicas y chicos, ya que en nuestra cultura, lo femenino sigue siendo "lo otro", lo extravagante o lo extraño, mientras que lo masculino suele presentarse como "lo normal".
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